domingo, 31 de enero de 2010

Todo paso muy rapido (parte 3)

— ¿Charlie? —aventuré.
Edward sonrió. Poco después escuché los pasos de mi padre. Busqué y tomé su mano con firmeza, mi padre bien podría tolerar eso.
Charlie entró con una caja de pizza en las manos.
—Hola, chicos —me sonrió—. Supuse que querrías tomarte un respiro de cocinar y fregar platos el día de tu cumpleaños. ¿Hay hambre?
Le agradecí, Charlie no hizo ningún comentario sobre la aparente falta de apetito de Edward. Estaba acostumbrado a que no cenara con nosotros.
Edward le Pregunto a Charlie, si podía ir a la fiesta de esta noche
Miré a Charlie con rostro esperanzado. Quizás él tuviera ese tipo de concepto de cumpleaños que consiste en «quedarse en casa», en plan familiar.
—Eso es estupendo, los Mariner juegan con los Fox esta noche —explicó Charlie, y mi esperanza desapareció—, Toma —sacó la cámara que me había comprado por sugerencia de René (ya que necesitaría fotos para llenar mi álbum) y me la lanzó.
Él debería haber sabido mejor que nadie que yo no era ninguna maravilla de coordinación de movimientos. La cámara cayó dando vueltas hacia el suelo. Edward la atrapó en el aire antes de que se estampara contra el linóleo.
Y hablaron y hablaron…
—Que se divirtáis esta noche, chicos —eso era claramente una despedida. Charlie ya se iba camino del salón y de la televisión.
Edward sonrió triunfante y me tomó de la mano, Para salir
Cuando fuimos a buscar mi coche, me abrió la puerta del copiloto y no protesté. Todavía me costaba mucho trabajo encontrar el camino oculto que llevaba a su casa en la oscuridad.
Edward condujo hacia el norte, hacia las afueras de Forks, visiblemente irritado por la escasa velocidad a la que le permitía conducir mi prehistórico Chevrolet. El motor rugía más fuerte de lo habitual mientras intentaba ponerlo a más de ochenta.
—Tómatelo con calma —le advertí.—¿Puedes hacerme un favor?

En el camino fue hablando sobre autos, y criticando a el mio, también me pidió que “me Comportara”
—Probablemente debería avisarte de que...
—Bien, hazlo.
—Cuando digo que todos están emocionados... me refiero a todos ellos.
—¿Todos? —me sofoqué—. Pensé que Emmett y Rosalie estaban en África.
Me sentía terriblemente culpable por la situación. Ya me había dado cuenta de que la prolongada ausencia de Emmett y Rosalie era por mi causa, a pesar de que, sin reconocerlo abiertamente, estaba encantada de no tener que verla. A Emmett, el travieso hermano de Edward, sí que le echaba de menos. En muchos sentidos, se parecía a ese hermano mayor que yo siempre había querido tener..., sólo que era mucho, mucho más amedrentador.
Edward decidió cambiar de tema.
—Así que, si no me dejas regalarte el Audi, ¿no hay nada que quieras por tu cumpleaños?
Mis palabras salieron en un susurro.
—Ya sabes lo que quiero.

—Esta noche, no, Bella. Por favor.
—Bueno, quizás Alice pueda darme lo que quiero.
Edward gruñó; era un sonido profundo y amenazante.
—Este no va a ser tu último cumpleaños, Bella —juró.
—¡Eso no es justo!
Creo que pude oír cómo le rechinaban los dientes.
Estábamos a punto de llegar a la casa. Las luces brillaban con fuerza en los dos primeros pisos. Una larga línea de relucientes farolillos de papel colgaba de los aleros del porche, irradiando un sutil resplandor sobre los cedros que rodeaban la casa. Grandes maceteros de flores —rosas de color rosáceo— se alineaban en las amplias escaleras que conducían al porche.
Gemí.
Edward inspiró profundamente varias veces para calmarse.
—Esto es una fiesta —me recordó—. Intenta ser comprensiva.
—Seguro —murmuré.
Él dio la vuelta al coche para abrirme la puerta y me ofreció su mano.
—Tengo una pregunta.
Esperó con cautela.
—Si revelo esta película —dije mientras jugaba con la cámara entre mis manos—, ¿aparecerás en las fotos?
Edward se echó a reír. Me ayudó a salir del coche, me arrastró casi por las escaleras y todavía estaba riéndose cuando me abrió la puerta.
Todos nos esperaban en el salón y saludaron con «¡Feliz cumpleaños, Bella!», a coro y en voz alta, cuando atravesé la puerta. Enrojecí y clavé la mirada en el suelo. Alice, supuse que había sido ella, había cubierto cada superficie plana con velas rosadas y había docenas de jarrones de cristal llenos con cientos de rosas. Cerca del gran piano de Edward había una mesa con un mantel blanco, sobre el cual estaba el pastel rosa de cumpleaños, más rosas, una pila de platos de cristal y un pequeño montón de regalos envueltos en papel plateado.
Era cien veces peor de lo que pensé.
Edward, al notar mi incomodidad, me pasó un brazo alentador por la cintura y me besó en lo alto de la cabeza.
Esme y Carlisle eran los que estaban más cerca de la puerta. Esme me abrazó con cuidado y me besó en la frente. Entonces, Carlisle me pasó el brazo por los hombros.
—Siento todo esto, Bella —me susurró en un aparte—. No hemos podido contener a Alice.
Rosalie y Emmett estaban detrás de ellos. Ella no sonreía, pero al menos no me miraba con hostilidad. El rostro de Emmett se ensanchó en una gran sonrisa. Habían pasado meses desde la última vez que los vi; había olvidado lo gloriosamente bella que era Rosalie, tanto, que casi dolía mirarla. Y Emmett siempre había sido tan... ¿grande?
—No has cambiado en nada —soltó Emmett con un tono burlón —. Esperaba alguna diferencia perceptible, pero aquí estás, con la cara colorada como siempre.
—Muchísimas gracias, Emmett —le agradecí mientras enrojecía aún más.
Él se rió. Dijo que tenía que salir y me pidió que no me divirtiera en su ausencia.
Alice soltó la mano de Jasper y saltó hacia mí, con todos sus dientes brillando en la viva luz. Jasper también sonreía, pero se mantenía a distancia. Se apoyó, alto y rubio, contra la columna, al pie de las escaleras. Jasper tenía más problemas que los demás a la hora de someterse a la dieta de los Cullen; el olor de la sangre humana le resultaba mucho más irresistible a él que a los demás, a pesar de que llevaba mucho tiempo intentándolo.
—Es la hora de abrir los regalos —declaró Alice. Pasó su mano fría bajo mi codo y me llevó hacia la mesa donde estaban la tarta y los envoltorios plateados.
Puse mi mejor cara de mártir.
Le dije que no quería regalos, pero siguió su camino, Me quitó la cámara de las manos y en su lugar puso una gran caja cuadrada y plateada. Era tan ligera que parecía vacía. La tarjeta de la parte superior decía que era de Emmett, Rosalie y Jasper. Lo Abrí, era una caja para algún aparato electrónico. Pero estaba vacía.
—Mmm... Gracias.
A Rosalie se le escapó una sonrisa. Jasper se rió.
—Es un estéreo para tu coche —explicó—. Emmett lo está instalando ahora mismo para que no puedas devolverlo.
Alice siempre iba un paso por delante de mí.
Les agradecí, y a Emmett le tuve que gritar un poco.
—Abre ahora el de Edward y el mío —dijo Alice, con una voz que había adquirido un tono agudo. Tenía en la mano un paquete pequeño
Me volví y le lancé a Edward una mirada de basilisco.
—Lo prometiste.
Antes de que pudiera contestar, Emmett apareció en la puerta.
—¡Justo a tiempo! —alardeó y se colocó detrás de Jasper, que se había acercado más de lo habitual para poder ver mejor.
—No me he gastado un centavo —me aseguró. Y me volví asía Alice
—Dámelo —suspiré.
Emmett rió entre dientes con placer.
Tomé el pequeño paquete, dirigiendo los ojos a Edward mientras deslizaba el dedo bajo el filo del papel y jalaba.
—¡Maldita sea! —murmuré, cuando el papel me cortó el dedo. Lo alcé para examinar el daño. Sólo salía una gota de sangre del pequeño corte.
Entonces, todo pasó muy rápido.
—¡No! —rugió Edward.
Se arrojó sobre mí, lanzándome contra la mesa. Las dos nos caímos, tirando al suelo el pastel y los regalos, las flores y los platos. Aterricé en un montón de cristales hechos añicos.
Jasper chocó contra Edward y el sonido pareció el golpear de dos rocas.
También hubo otro ruido, un gruñido animal que parecía proceder de la profundidad del pecho de Jasper. Éste intentó empujar a Edward a un lado y sus dientes chasquearon a pocos centímetros de su rostro.
Al segundo siguiente, Emmett agarraba a Jasper desde detrás, sujetándolo con su abrazo de hierro, pero Jasper se debatía desesperadamente, con sus ojos salvajes, de expresión vacía fijos exclusivamente en mí.
No sólo estaba en estado de shock, sino que también sentía pena. Caí al suelo cerca del piano, con los brazos extendidos de forma instintiva para parar mi caída entre los trozos irregulares de cristal. Justo en aquel momento sentí un dolor agudo y punzante que me subió desde la muñeca hasta el pliegue del codo.
Aturdida y desorientada, miré la brillante sangre roja que salía de mi brazo y después a los ojos enfebrecidos de seis vampiros repentinamente hambrientos.


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Fin del Resumen Nº 3 !! xD Hasta que lleguemos al despertar =)

jijiji Espero que les guste Ocaso !

Y También se pasen por las otras entradas...

Mi otra mitad!

Mi Vampiro!

Y las demás que encontraran en la pagina principal !

Un Millon de Besos Vampiricos

ATT: Gelly y Mafeziita ( ella y yo resumimos =) )

miércoles, 6 de enero de 2010

Todo paso muy rapido (parte 2)

Después de que Edward me dijo que fuéramos a clases, entramos y todo el día me pareció que paso volando en menos de lo que parpadee ya habían terminado las clases y iba a mi casa para ver la película de Romeo y Julieta, con Edward para luego ir a mi “fiesta de cumpleaños” entonces Edward como siempre me acompaño hasta mi coche pero esta vez me abrió el asiento del copiloto… Cruce los brazos en mi pecho y dije:
-¿Es mi cumpleaños y no puedo conducir?
-Estoy siguiendo tus órdenes, me comporto como siempre, hoy no es tu cumpleaños
-Pues si no es mi cumpleaños, no tengo que ir a tu casa esta noche…
-Muy bien- dijo cerrando la puerta del copiloto y pasando al lado mío para abrir la puerta del conductor. - Feliz cumpleaños
-Calla – Masculle con poco entusiasmo, subí al coche deseando que hubiera cambiado de opinión
Mientras conducía hacia mi casa, Edward jugueteaba con el radio, con cara de descontento y rabia y dijo:
-Tu radio se oye fatal, ¡Argg!
Lo único que hice fue poner cara de pocos amigos, No me gustaba cuando se ponía a criticar mi carro, era perfecto… y tenía personalidad
-¿Quieres un estéreo que suene bien?... Pues conduce tu propio coche – Los planes de hoy en la tarde me tenían muy tensa y me salió el tono muy alto, nunca exponía Edward a mi mal genio… Pero por mi tono Edward apretó los labios para que no se le escapara una sonrisa.
Se volvió para tomar mi rostro entre sus manos, me toco con mucho cuidado, paseando las puntas de sus dedos por mis sienes, mis pómulos y la línea de la mandíbula. Como si yo fuera algo que se pudiera romper con facilidad. El cual era exactamente el caso, o al menos con él.
-Deberías estar de un humor estupendo, especialmente hoy. –dijo y su aliento se deslizo por mi rostro.
-¿Y si no quiero estar de buen humor? – Pregunte jadeando. Sus ojos dorados ardieron apasionados
-Pues muy mal.
Empezaba a sentirme confundida cuando se inclino y presiono sus labios contra los míos, tal y como él quería me olvide de todo y solo intente recordar cómo se inspiraba y se exhalaba. Su boca se detuvo en la mía, perfecta como siempre, hasta que mis brazos en torno a su cuello y me lance a besarlo con algo más que entusiasmo. Y entonces curvo sus labios en torno a una sonrisa y deshizo con delicadeza mi abraso.
Edward había hecho límites del contacto físico entre nosotros, a fin de mantenerme viva. Pero tendía a olvidarlo cuando me besaba.
-Pórtate bien, por favor – suspiro contra mi mejilla, apretó nuevamente sus labios contra los mis para luego apartarse definitivamente.
Mi corazón palpitaba como loco, puse mi mano en torno a mi pecho.
-¿Crees que esto mejorara algún día? – me dirigía mas esa pregunta a mí que a él. -¿Alguna vez conseguiré que mi corazón deje de intentar saltar fuera de mi pecho cuando me tocas?
-La verdad espero que, no – Dijo un poco orgulloso de si mismo… Puse los ojos en blanco
-Anda, vamos a ver como los Capuletos y los Montesco se destrozan unos a otros ¿si?
-Tus deseos son órdenes para mi
Edward al llegar se tiro en el sofá mientras yo ponía la película luego me envolvió la cintura con sus brazos y me acomodo en su pecho. Su pecho era duro y frio, aunque perfecto, como una escultura de hielo. Tomo una sabana doblada y me cubrió con ella.
-¿Sabes? No me cae nada bien Romeo – Comento cuando empezó la película
-¿Qué tiene de malo Romeo? – me molesto un poco yo adoraba o Romeo un gran personaje
-Bien: Esta enamorado de esa Rosalinda, ¿no te parece un poco voluble? Y luego unos pocos minutos después de su boda mata al primo de Julieta, es muy poco brillante… Va sumando error tras error… ¿Habría una forma de que destruyera su felicidad de forma mas completa?
-¿Quieres que la vea sola?
-No, de todos modos yo te mirare a ti, todo el rato – su dedo se deslizo por mi piel trazando figuras, y poniéndome la piel de gallina - ¿Vas a llorar?
-Probablemente, si estas pendiente de mi todo el rato
-Entonces no te distraeré- pero sentí sus labios en mi pelo, y eso me distraía mucho
La película comenzó y me distrajo a ratos ya que Edward susurraba versos de Romeo lo que hacía que el actor quedara corto en comparación a su dulce y aterciopelada voz, y claro que llore cuando Julieta se despierta y su esposo estaba muerto, para diversión de Edward.
-Debo admitir que le tengo una especie de envidia- dijo mientras me secaba las lagrimas con un mechón de mi propio pelo
-Ella es muy bonita – e hizo un sonido de disgusto
-No le envidio a la chica, sino la facilidad para suicidarse –aclaro en tono de burla. - ¡Ustedes los humanos la tienen muy fácil! Solo tragan un frasco de veneno y ya…
-¿Qué? –Inquirí con un grito ahogado
-Es algo que tuve que plantearme una vez, y según lo que se por Carlisle es difícil, el tubo que probar muchos modos, y sigue con una salud excelente. – me retorcí para ver su cara.
-¿De qué hablas? ¿Y por qué te lo planteaste una vez?
-La primavera pasada… Cuando paso lo de James –Se concentro para volver a su tono socarrón- claro que me concentraba en encontrarte con vida, pero una parte de mi estaba elaborando un plan de emergencia porsiacaso no salían bien las cosas, y como decía no era tan fácil para mí que para un humano.
Entonces mi mente recordó con muchísima claridad ese día e inconscientemente lleve mi mano a la cicatriz en forma de media luna en mi brazo.
-¿Un plan de emergencia? –pregunte
-Bueno no estaba dispuesto a vivir sin ti- puso los ojos en blanco como si fuera evidente – aunque no estaba seguro de cómo hacerlo, lo que pensé fue en ir a Italia y desafiar a los Vultruris.
No quería creer que hablara en serio pero en sus ojo se notaba la seriedad de sus palabras, de pronto estaba furiosa.
-¿Qué es un Vultruri?- pregunte
-Son una familia –respondió- muy poderosa lo más parecido a la realeza, Carlisle vivió con ellos por un tiempo en Italia antes de venir a América ¿Recuerdas la historia?
-Claro que la recuerdo… -Respondí
Mi mente recorrió esos recuerdos de las pinturas y la historia en el estudio de Carlisle. Pero Edward no los había llamado Vultruris sino Aro, Cayo y Marco los mecenas nocturnos de las artes.
-De cualquier modo, lo mejor es no retar a los Vultruris –Continuo deteniendo mis recuerdos- Amenos de que quieras morir, o lo que sea que nosotros hagamos – lo dijo con aburrimiento como si no importara. Mi ira se transformo en terror, tome su rostro entre mis manos y dije:
-¡NUNCA VUELVAS A PENSAR EN ESO! – Me calme un poco – Nunca, Edward no importa lo que pase, no te permito que te hagas daño a ti mismo…
-No volveré a ponerte en peligro jamás así que eso es un punto indiscutible.
-¡¿Ponerme en peligro?! – cada vez estaba más furiosa - ¿Pero no estábamos de acuerdo en que la mala suerte es cosa mía? ¿Cómo te atreves a pensar en eso? – Pensar en que Edward dejara de existir aunque yo no estuviera viva dolía mucho.
-¿Qué harías si sucediera a la inversa? – Pregunto
- No es lo mismo – dije y el no parecía comprender la diferencia y rio entre dientes
-¿Y qué pasa si te ocurre algo? – No me gusto pensar en eso - ¿Querrías que me suicidara?- un rasgo de dolor se cruzo en su rostro
-Creo que entiendo a dónde vas… solo un poco – admitió – Pero que haría yo sin ti…
-Cualquier cosa que hacías antes de que apareciera yo para complicarte la vida – Suspiro
-Tal y como lo dices suena fácil.
-Seguro que lo es, no soy tan interesante. – Parecía a punto de rebatirlo pero lo dejo pasar y dijo:
-Eso es discutible- me recordó
Repentinamente se incorporo para adoptar una postura más formal y me puso a su lado de modo que no nos tocáramos.
-¿Charlie? – Aventure y Edward sonrió, tome su mano, bien Charlie podría soportar eso. Luego escuche la patrulla estacionar y poco después los pasos de mi padre…


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Holaa ! publicamos de nuevoo ! Hahaha un beso a los pocos que leen esto !
ATT: El trió Mallydi

sábado, 2 de enero de 2010

Cap. 1. Todo paso muy rapido (parte 1)


Estaba segura de que era un sueño, casi completamente segura porque estaba en Forks en el prado, pero el clima no se parecía en nada, habían rayos de luz muy fuertes parecía que estuviera en Jacksonville, al frente de mi abuelita, lo cual rectificaba que lo más probable era que fuera un sueño ya que mi abuela Marie había muerto hace 6 años. No había cambiado mucho desde la última vez que la vi. Estaba pensando en un sinfín de preguntas ¿Dónde estaba el abuelo? ¿Estaba bien? ¿Adonde avía ido hacia hace 6 años? entonces las dos curvamos nuestros labios en una media sonrisa pero sus ojos al igual que los míos tenían sorpresa. Tampoco esperaba verme.
-¿Bella?
Escuche en el bosque las dos volteamos a ver de dónde provenía, aunque yo no necesitaba hacerlo reconocería esa voz aterciopelada en cualquier lugar…
Edward. El estaba a un lado del bosque y tanto mi abuelita como yo lo miramos, aunque me moría de ganas de verlo, tenía miedo de cómo reaccionaría mi abuelita, pues ella no sabía- como todos los demás- que mi novio era un vampiro. Aunque fuera un sueño me aterre al ver a Edward caminando hacia los rayos del sol. Pensaba en cómo explicarle a mi abuela lo que estaría a punto de ver, a mi novio que con la luz del sol su piel brillara como si fueran diamantes. En ese momento voltee a ver a mi abuela con expresión aterrada cuando me di cuenta de que era demasiado tarde, ella tenía la misma expresión en su rostro. Edward continúo caminando hacia mí con ese andar tan grácil y esa sonrisa arrebatadora. Cuando llego hasta mi me paso un brazo por los hombros y se volvió para mirar a la abuela.
La expresión de la abuela era avergonzada como si esperara alguna reprimenda o algo así, luego alzo uno de sus brazos al aire y lo rodeo como si abrazara a alguien … a alguien invisible … Solo me percate del marco que rodeaba su figura al contemplarlo desde una perspectiva más amplia . Sin comprender aun alce la mano que tenia libre y la acerque a ella, en un acto reflejo ella hizo lo mismo, como en un reflejo. Pero donde tendría que haber sentido su pie, su contacto, solo había frio cristal.
Estaba viendo mi reflejo, entonces lo comprendí…
Esa no era mi abuelita…
Era yo!!
Entonces Edward apretó sus fríos labios en mi mejilla y dijo
-Feliz cumpleaños, Bella –
Me desperté sobresaltada, e hiperventilando y jadeante, con mis ojos a punto de salirse de su órbita.
“Solo ha sido un sueño” lo repetí varias veces en mi mente y respirando. Tome un último sorbo de aire profundo y salte de la cama cuando supe que ya el susto estaba bajo control. Fui a ver en el calendario de la esquina la fecha “13 de septiembre”. Era solo un sueño pero definitivamente profético al menos en un sentido: hoy era el día de mi cumpleaños. Acababa de cumplir oficialmente 18 años. Corrí a revisarme en el espejo para asegurarme de que no había cambiado mucho, una extraña satisfacción paso por mi semblante cuando vi que estaba igual que siempre solamente una arruga en la frente que desaparecería si me relajaba pero no podía “Solo fue un sueño” lo repetí y también mi peor pesadilla.
No tenía ánimos para desayunar, ya que quería salir de casa lo antes posible. No tenía ganas de fingir alegría mientras abría mis regalos que pedí o más bien ordene que no me dieran. Así que recibí los regalos con una sonrisa aunque Charlie se dio cuenta de que cada vez que sonreía pareciera que fuera a llorar. Cuando llegue al estacionamiento del instituto de Forks estaba como siempre Edward recostado de su flamante Volvo, esperándome, el sueño no le hacía justicia. Su hermana Alice estaba junta a él, esperándome también. Puse cara de pocos amigos al ver a Alice hay, esperándome con sus ojos brillando de excitación y con una pequeña caja envuelta con papel plateado en las manos. Le había dicho que no quería que me dieran regalos ni ningún tipo de atenciones por mi cumpleaños. Evidentemente me había ignorado.

Cerré la puerta de un tiro y Salí a su encuentro. Me acerque lentamente hasta ellos. Alice dio un pequeño salto hacia adelante para encontrarse con migo; su cara de duende resplandecía bajo el puntiagudo pelo negro.
-¡Feliz cumpleaños, Bella!
-¡Calla! – Dije mientras miraba hacia los lados para asegurarme de que nadie había escuchado.
Alice Siguió discutiendo Sobre Los Regalos, yo le deje claro que no quería nada.

Entonces llegamos hasta donde estaba Edward al llegar me tendió la mano. La tome con ganas y por un momento descartando mis pensamientos sombríos, y me perdí en sus ojos color topacio liquido, su piel era tan suave pero dura a la vez y helada pero perfecta, le dio un pequeño apretón suave a mis dedos, pero mi corazón sufrió uno más fuerte. El sonrió al escuchar el tartamudeo de los latidos de mi corazón. Levanto la mano libre y recorrió el contorno de mis labios con su gélido dedo mientras hablaba y suspiro:
-Así que, tal y como me lo impusiste, no puedo felicitarte por tu cumpleaños ¿cierto?
-Sí, cierto
-Solo me estaba asegurando- se paso la mano por el cabellos despeinado – podrías haber cambiado de idea la mayoría de las personas disfruta con los cumpleaños y los regalos.
Alice rompió a reír, y dijo: -Claro que lo disfrutan, se supone que hoy todos se portaran bien contigo y te dejaran hacer todo lo que quieras, Bella – sonrió - ¿Qué podría ocurrir de malo?
-Pues volverme vieja – conteste con el tono un poco menos serio del que quería. A mi lado Edward y su sonrisa se tensaron hasta convertirse en una línea dura.
-Tener 18 años no es ser vieja, tenía entendido que las chicas no se ponían tristes por cumplir años hasta los 29 – dijo Alice
-Eso es ser mayor que Edward – Proteste. El suspiro
-Técnicamente si, pero por un año- Dijo con su todo de desenfado
Me quede pensando en el tema de la edad, y de convertirme, yo tenia planeado ser de la familia Cullen pronto, pero Edward se había cerrado a cualquier cosa sobre ese tema. Un “Impasse” le diría el. Entonces Alice me saco de mis pensamientos preguntando:
-¿A qué hora debes llegar a casa?
- No sabía que tenías planes de ir…
-Ay Bella, ¡NO TE PONGAS DIFICIL! - protesto – No nos iras a arruinar todo con esa cara ¿Verdad?...
-Creía que mi cumpleaños era para hacer lo que “yo” deseara
-La llevare a la casa de Charlie después de las clases… - dijo Edward
-Tengo que trabajar...- Alice me interrumpió
-En realidad no, hable con la señora Newton y cambio tus horas…
-Peroo… -me puse a buscar e mi mente alguna excusas – tengo que ver “romeo y Julieta” para literatura
-Te sabes romeo y Julieta de memoria… --dijo Alice frustrada
-La película. -dije
-Ya las vistes… todas!!
-las tengo que volver a ver- y Alice perdió la sonrisa
-Vas a ir, así sea por las buenas o las malas… IRAS!
-Peroo… - intente zafarme pero Edward dijo
-Yo la llevare a las 7:00 y veremos la película en la tarde. –dijo seriamente
-¡eso suena bien! –Dijo Alice- te veré en la noche. Bella –Y con una sonrisa gigantesca se fue dando salticos
-Edward, por favor…- comencé a suplicar pero me puso uno de sus dedos en mis labios
-Ya lo discutiremos luego, llegaremos tarde a clases… -dijo y después nos fuimos.

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Espero que les guste ...
Es un resumen de los primeros 3 capítulos de luna nueva ... para que la historia tuviera sentido ... Publicaremos lo mas pronto posible. Un Besoo ! <3 el trio Mallydi